La escenificación de la llegada a Jérica y el posterior desfile por las calles de la localidad del Rey Don Jaime y su esposa morganática Teresa Gil de Vidaurre sirvieron ayer para inaugurar ayer la XIII Feria de Artesanía y Turismo y Mercado Medieval, celebrada este fin de semana.
El acto congregó a miles de vecinos y visitantes. Según datos de los organizadores, más de 3.500 personas pasaron por el recinto ferial a lo largo de la jornada. Entre otros alicientes, numerosas personas tuvieron ayer la oportunidad de saborear la típica olla jericana -se repartieron unas 500 raciones-, que fue obsequiada a todos aquellos que acudieron a la cita ataviadas a la antigua usanza del medievo.
Esta circunstancia no resulta, precisamente, extraña en la villa de Jérica, donde sus habitantes sustituyen estos días sus habituales trajes por las pesadas ropas que conforman la típica indumentaria de los siglos XVI, XVII, y XVIII, a la vez que colocan en las fachadas y balcones de sus viviendas los estandartes y escudos que caracterizaban a los nobles mandatarios. La implicación y participación vecinal es, sin duda, el elemento más destacado e identificativo del Mercado y Feria Medieval de Jérica, cuya organización ha sido encomendada este año por primera vez a una empresa especializada, en lugar de a las asociaciones locales.
Los juglares, trovadores, saltimbanquis, malabares y druidas se encargaron de animar durante todo el día el recinto ferial, en el que hoy tendrá lugar la celebración de una serie de juegos tradicionales especialmente dirigidos a los más pequeños.
El acto congregó a miles de vecinos y visitantes. Según datos de los organizadores, más de 3.500 personas pasaron por el recinto ferial a lo largo de la jornada. Entre otros alicientes, numerosas personas tuvieron ayer la oportunidad de saborear la típica olla jericana -se repartieron unas 500 raciones-, que fue obsequiada a todos aquellos que acudieron a la cita ataviadas a la antigua usanza del medievo.
Esta circunstancia no resulta, precisamente, extraña en la villa de Jérica, donde sus habitantes sustituyen estos días sus habituales trajes por las pesadas ropas que conforman la típica indumentaria de los siglos XVI, XVII, y XVIII, a la vez que colocan en las fachadas y balcones de sus viviendas los estandartes y escudos que caracterizaban a los nobles mandatarios. La implicación y participación vecinal es, sin duda, el elemento más destacado e identificativo del Mercado y Feria Medieval de Jérica, cuya organización ha sido encomendada este año por primera vez a una empresa especializada, en lugar de a las asociaciones locales.
Los juglares, trovadores, saltimbanquis, malabares y druidas se encargaron de animar durante todo el día el recinto ferial, en el que hoy tendrá lugar la celebración de una serie de juegos tradicionales especialmente dirigidos a los más pequeños.
Teresa Gil de Vidaurre, a la que se dedica la feria, fue la amante preferida y posteriormente esposa morganática del Rey Jaime I quien, para complacer y acallar sus reivindicaciones, le regalo a ésta el castillo y la villa de Jérica a mediados del siglo XIII. El amor de la pareja dio lugar al nacimiento de tres hijos.
Fuente: Las Provincias de Castellón
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